Creo que es el
miedo. Sí, definitivamente es el miedo lo que me ha impulsado a escribir este
blog.
Espera, os pongo
en situación para que podáis entender de donde procede dicho miedo. Y como
hemos llegado hasta aquí.
Remontémonos a
diciembre 2014.
Acababa de
finalizar un proyecto de interiorismo. Diseñe los interiores de una
discoteca/bar musical, en BARCELONA. Está en carrer Entença 96, Enjoy Projects
(Para los curiosos). Y diréis; ¡Ah, es interiorista! Pues no vais errados, pero
aparte de eso me dedico al estilismo, y eso nos lleva al siguiente punto.
Estaba cursando algunas asignaturas sueltas que me faltaban para acabar el
grado, pero al surgirme el proyecto de la discoteca fui dejando las clases de
lado, hasta el punto que después de las vacaciones de navidad no volví a poner
los pies en la universidad. {(Diréis; Muy mal!!!) Espera, que aún es peor}. ¡No
volví a clase porque conocí a un hombre! Y me deje engañar. Las cosas como son ¡ME
DEJE ENGAÑAR! Me tomo el pelo a base de bien… Aparte de muchos otros factores
que no contaré, porque no voy a difamar a nadie públicamente.
En fin, dicho
individuo me manipulo de manera que me puse a trabajar para él, y cuando me
dejo; me quede sin trabajo. Remontar lo que tenía hasta el momento era difícil,
ya que parte de esa manipulación consistió en mermar mi autoconfianza. A
mediados de abril finalizo la relación.
A partir de ahí pase
primero una etapa de tristeza, porque creía que le quería. Luego abri los ojos
y me di cuenta de todo el engaño y a partir de ahí empecé a odiarlo. Me
recupere a mí misma y así llegamos al día de hoy. Estoy sin trabajo, mi madre y
mi tio han puesto el piso donde vivimos mi hermana y yo en venta, así que
necesitaba una solución.
Como no tenemos tiempo de rebobinar hasta el momento en
que yo hi mi madre empezamos a no llevarnos bien, lo resumiré. Ella quiere que sea como ella. Y yo soy yo.
Punto.
Entonces
últimamente no hablaba mucho con ella y la mujer ve “postureos” en las redes y
se monta películas bastante interesantes. Spielberg debería contratarla. No no,
en serio. Me llamo con tal culebrón venezolano… uuuh! Prostitución, tráfico de
drogas, consumo de estupefacientes… ¡Lo normal! Total que acabo llamando a mi
padre, que el hombre vive en la otra punta del planeta desde hace un par de
años. {He de decir
que aunque en el pasado a lo mejor a ojos de la mayoría, no actuó como un buen
padre. A mí siempre me ha apoyado. Y pongo la mano en el fuego, que contra
viento y marea siempre siempre me ha apoyado en todas y cada una de mis
decisiones}.
Entonces mi padre
me llama a mí y me pregunta sobre lo que está sucediendo. Le desmiento el
culebrón, y él me hace la siguiente propuesta:
¿Porque no vienes a pasar una temporada aquí?